Mercaderes de la memoria
Gregorio Mor�n
(...) Nuestra memoria, sea cual sea, si se refiere a mi generaci�n de cincuentones, tiene como fondo la Rep�blica y la Guerra Civil. Lo queramos o no es una huella que nos marca de tal modo que constituye un referente, como se dice ahora, ineludible. �Qu� iba a saber yo cuando acompa�� a mi hermano al cementerio de San Salvador en Oviedo que me iba a meter en un l�o por esa maldita guerra? Mi hermano tiene la costumbre, cada vez que va por all�, de pasar por el cementerio a visitar la tumba de mis padres; compra unas flores, fuma un cigarrillo sentado en la l�pida, desde la que se contempla un hermoso paisaje de fondo, y se va. Era un d�a de abril esplendoroso y a m� me vino a la memoria - ah, la memoria- que en Oviedo hab�an dispuesto un muro de m�rmol dedicado a los fusilados sin tumba. Est� en el inmenso cementerio civil, vecino al religioso, nada que ver con aquel de mi infancia, donde ten�amos que pedir la llave al enterrador, o al cura de la parroquia de Los Arcos, que nos trataba con un desprecio tal que aun siendo ni�o no se olvida. Ocupamos su buena hora buscando entre los nombres del muro el de Guillermo Su�rez Men�ndez. Y no estaba.
A partir de ah� supe que hab�a gente que viv�a o se sacaba un sobresueldo a costa de la memoria hist�rica de los otros muertos, los del lado malo que ahora empezaba a ser tambi�n el lado bueno. Despu�s de un pu�ado de gestiones telef�nicas me inform� una historiadora local que Guillermo Su�rez Men�ndez no pod�a haber muerto porque no estaba incluido en su libro sobre los fusilados en la Guerra Civil, libro que sirvi� de base para el muro de los muertos sin tumba de Oviedo. Entre las pertenencias que hered� de mi madre hay un ejemplar de La Voz de Asturias de fecha 8 de diciembre de 1936, envuelto en aquel plexigl�s que se usaba hace muchos a�os. All� figuran los nombres de los veintinueve paisanos (sic) que acababan de ser pasados por las armas. Fueron los primeros fusilados de la ciudad que ser�a franquista durante toda la guerra. Ni la historiadora hab�a le�do el diario de la �poca ni nadie le hab�a reparado en la falta, pero eso me llev� a interrogar al presidente de la Asociaci�n de la Memoria Hist�rica, o algo as�, responsable autorizado del Muro, quien no pod�a entrar en detalles; si no estaba en el libro no podr�a ser incluido en el Muro, pero pod�a exponer mi caso en la asamblea anual de la asociaci�n.
Es obvio que no fui a asamblea alguna ni volv� a hablar con la eminente historiadora del canon de fusilados. Me parec�a rid�culo y humillante al tiempo que entre una funcionaria del gremio universitario secci�n historia y un viejo emboscado de mil guerras estuviera depositada la memoria de un chaval fusilado con 18 a�os un d�a de diciembre de 1936. Fue entonces cuando trat� de recuperar las actas del consejo de guerra, que deb�an estar en Oviedo, como estuvieron siempre, pero que fueron trasladadas a El Ferrol hace unos a�os sin que nadie, que yo sepa, levantara el grito en Asturias. Y vete a El Ferrol y solicita ver los archivos militares y obt�n tras mucho batallar el sumario de aquella tropel�a asesina. Pero ah� empieza otra historia, �qu� haces con la memoria fotocopiada de aquellos veintinueve que fueron fusilados porque salieron a defender la Rep�blica y los coparon en el mismo cuartel, el de Santa Clara, donde les hab�an prometido armas? Ni un nombre en un muro, ni una nota a pie de p�gina en cualquier mediocre tesis doctoral. �Cu�ntos habr� como ellos? Ah� est�n abandonados de la memoria porque una presunta historiadora se cans� de investigar y porque las asociaciones se crean para sus socios y no para los objetivos que propugnan. El caso est� cerrado; ella har� oposiciones y la asociaci�n solicitar� una subvenci�n para seguir defendiendo la memoria hist�rica en las asambleas anuales, como los viajes del Inserso.
engels chaos
jueves, diciembre 29, 2005
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2 comentarios:
Aguanta con el blog!
Feliz 2006 compañero
Feliz año 2006. Aqui estoy actualizandome despues de un teimpo de vacaciones- Un saludo.
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